Mi naranja

Una naranja agria, enfadada y sin ganas de carnaval. Así vivimos el día del pasacalles.
Se negaba a entrar en el disfraz. Dos horas para convencerla armada de paciencia y propuestas. Llegó al cole dándose tirones de las hojas. No se río en ninguna de las fotos y no paró de pedirme que nos fueramos a casa, pese a que en uno de los salones de la guardería había preparado un apetitoso desayuno con molletes de antequera y chocolate calentito.

Estuve a punto de desistir y mandar al disfraz a tomar viento. Pero me sentía fatal por mi cuñada que con tanto esmero lo confeccionó. Como para decirle que no lo usó al final porque a la niña no le daba la gana.

Menos mal que los niños del instituto tenían preparado en la casa de la cultura un espectáculo de cantajuegos que la entusiasmó. Se quedó eclipsada mirando a los chicos cantando y bailando.
Llegó a casa de mi madre, contándole lo bien que lo había pasado. Hablándole de las frutas y el chocolate y los cantajuegos...

Carnaval, carnaval!!!

Esta semana que viene celebramos en mi pueblo el carnaval. El viernes es el pasacalles de la guardería y el sábado es el oficial del pueblo.

Para el de la guardería, las monitoras han decidido que el disfraz lo hagan las mamis (¡Qué genialidad¡). Me sentó fatal, además de estar trabajando, no sé ni coger una aguja. Soy una inútil en esos menesteres, vamos que no sé ni hacerle un dobladillo a un pantalón.

Para esas labores siempre recurro a mi madre o, si es más laborioso, a mi cuñada, que es una artista en esto de la costura. Pero ha coincidido que tanto la una como la otra están hasta arriba de trabajo y me resultaba un poco descarado ponerlas en un aprieto y pedirles que, entre sus mil quehaceres de trabajo, casa y estudio, hicieran un hueco y se pusieran a confeccionar el disfraz a Alicia.

Cada clase irá de una fruta diferente y a la clase de Alicia le ha tocado la simpática naranja (idéntica a la de la foto) A ver cómo se da el pasacalles, ya lo contaré.

Hoy hemos empezado un libro precisoso, un clásico; Historias de Winny de Puh de A.A. Milne. Alicia está encantada a pesar de sus dos añitos. Creía que se aburriría enseguida al tener tanto texto, pero no ha sido así. Le encantan las aventuras de este oso y su amigo Cristopher Robin.

Lo hemos leído antes de ir al baño y cuando estaba en la bañera me recordaba el primer cuento:

-"Mamá, me baño como Cristopher Robin con Puh!! ¿A que sí???.

Al salir del baño, me ha pedido otro cuento de Winny. Y yo, encantada con su demanda, he comenzado a leer el segundo capítulo en el que Puh va de visita y se encuentra en un aprieto.

Cantando aprendo a hablar

El año pasado, recurrimos, yo diría que con abuso, a esta colección musical que tiene como objetivo desarrollar el habla en los niños, sobre todo en aquellos que tienen problemas de dicción o disglosias. Alicia se sabía todas las canciones, las tarareaba, las bailaba, veía los vídeos..., pero, tanto abusamos, que aborreció la colección.
Creyendo que todos mis empeños con estas canciones cayeron en saco roto, hoy me ha sorprendido cantándome de pe a pa una de esas canciones que tanto tiempo llevaba sin oir, Rapidito Rapidales.

El mes pasado empezamos con un logopeda, pero no nos convenció ni a nosotros como padres ni a ella como usuaria directa del servicio. Vamos a pedir que la deriven a otro, pero mientras tanto, seguiremos con nuestras praxias, nuestros ejercicios de soplo y retomaremos el Cantando Aprendo a Hablar, a ver si vuelve a prestarle atención.
También hemos comprado material logopédico de terapia miofuncional. Sé que Alicia hablará bien. pero para curarnos en salud, no desistiremos en estimular su lenguaje al máximo.

Dame tu cara

Ya plasmé en una ocasión mi defensa del colecho y últimamente acentúo aún más si cabe mi defensa de esa forma de dormir con los hijos. Alicia lleva varias semanas que, al despertar por la mañana, se acerca a mí y pega su carita a la mía. -"Dame tu cara, mamá" y la pega muuuy fuerte. Tanto que, a veces, hasta hace daño. Yo le digo que la quiero y ella, con los ojos cerraditos, intentando dormirse de nuevo arrimada a mí, me susurra con una sonrisa: "Te quiero, mamá"
Nada más hermoso, nada más auténtico, nada más placentero, nada, nada en el mundo se equipara a ese mágico momento.

Crítica a Los tres cerditos de Bruño

¡Menudo timo!

Casi doce euros por un libro insípido, con un texto ñoño y un final insustancial. Lo he comprado para trabajar el soplo con Alicia por el tema de la hendidura palatina, pero, además, pretendía con la compra encontrar una buena versión del clásico.

Te lo venden muy bien:

"Tito, Fito y Sito son tres cerditos muy peculiares que tropiezan con un lobo feroz. Leyendo e interpretando este cuento clásico, que incluye tres marionetas de dedo y un decorado, podéis pasar un rato estupendo con vuestros hijos".

Mi hija no ha mirado el libro, pero lo raro hubiera sido que lo hiciera.

¡¡¡Vamos... una decepción!!! Es lo que tiene comprar por internet.

Mariluna

"Se llama Mariluna porque nació en plenilunio..."
Hoy hemos hecho varias adquisiciones bibliográficas, entre ellas, Mariluna de Ana Tortosa.

Soberbio, sensible, sensacional, conmovedor...

Un libro capaz de educar en valores sin caer en la sensiblería. Capaz de crear empatía, de llegar muy adentro.

"Dice mi abuela que la boca de Mariluna es una nube donde esconde las palabras. Que ya las soltará todas de golpe y nos dejará pasmados..."

Alicia ha mirado el libro con cierta reticencia; aún es muy pequeña para entender lo grade que es Miraluna.

Osito ya es nuestro

Hoy, por fin, después de tanto tiempo, ha llegado a casa Osito. Estaba deseosa de reencontrarme con la historia acurrucándome a Alicia.

Ha sido como la primera vez que llegó de la biblioteca del colegio. Ella miraba todas las ilustraciones espectante, como si le faltara tiempo por conocer más sobre estos tiernos personajes.

Lo mejor es que esta vez ha venido para quedarse!!!!!