Y es que hasta los veinte meses de edad, ella nunca había visto ver volar a un caballo. Así que he aprovechado para buscar libros sobre unicornios y seres mitológicos y empezar a contarle cuentos al respecto. Acepto recomendaciones.
En fin. . . Después de perder el helio se lo hemos vuelto a inflar con la boca y claro. . . ya es un caballo "normal", ¡¡¡No vuela!!! Así que mientras le dura, ella sigue cabalgando como capitana de los husáres con su caballo blanco. Creo que este año, los Reyes Magos dejaran atrás los camellos y vendrán a casa en una jaca.
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